# El vuelo del águila
# Descripción
Libérate de tus creencias limitantes y saca provecho a todo tu ser. ¡Alza vuelo hacia una vida extraordinaria! (opens new window) El vuelo del águila, de Eduardo Anicharico, es una suerte de guía para potenciar tu mente extraordinaria y lograr vivir esa vida con propósito que te mereces y aún no eres consciente de ello.
Cada persona tiene talentos propios, cualidades que la pueden llevar a los más alto de los cielos; sin embargo, algunos han vivido toda su vida en un corral, en un cerco. Como una gallina, ven solo hacia el suelo, escarban la tierra, sin sentir su capacidad de volar. Este libro busca hacerte reflexionar sobre el poder de tu mente y de tus acciones para crear una mejor realidad, potenciar de forma positiva eso que te hace único.
El vuelo del águila incluye historias de vidas inspiradoras que te invitarán a apostar por tus sueños. Cuando descubras tu capacidad particular de construir una vida extraordinaria, te sentirás como la más poderosa de las águilas.
# ÍNDICE
Presentación
INTRODUCCIÓN
- El nacimiento del águila
CAPÍTULO I
- Una mente extraordinaria
- Dónde se produjo el error: el artefacto social
- Una mente extraordinaria
CAPÍTULO II
- La recuperación de la identidad
- Se descorren los velos
- Derrumbando postulados
- Creencias limitantes versus creencias potenciadoras
- El camino hacia la reprogramación, reconexión
CAPÍTULO III
- Alzando vuelo
- Solo tú eliges en qué creer. Descubre quién eres y cómo serlo
- ¿Cómo despertar ese espíritu dormido del águila que todos llevamos por dentro?
- Descubrir quién eres
- ¿Cómo descubrirte?
- Campo de las posibilidades: cómo comenzar a ser exitosos
- Alzando vuelo
CAPÍTULO IV
- Conócete a través del espejo de tus emociones
- ¿Qué son las emociones?
- ¿A qué llamamos inteligencia emocional?
- ¿Cómo logramos desarrollar la inteligencia emocional?
- ¿Por qué es importante el desarrollo de la inteligencia emocional?
CAPÍTULO V
- Historias que nos invitan a apostar por nuestros sueños
- De lo ordinario a lo extraordinario: la inspiradora historia de Jack Ma
- De la vida agreste a la industrial, el hombre que revolucionó la industria automotriz: Henry Ford
- Del éxito profesional al empresarial: Jeff Bezos, el hombre que rompió paradigmas al seguir su intuición
EPÍLOGO
# PRESENTACIÓN
El vuelo del águila es una invitación a reconocerte en todas tus capacidades para convertirlas en esas magníficas alas que, cual Ícaro, te permitirán despegar, elevarte y surcar libremente los cielos con destino a una vida extraordinaria, esa que a lo interno sé que deseas y estoy seguro puedes lograr.
Yo, tú, él, ella, usted, nosotros, en fin, todos, todos tenemos talentos, potencialidades, destrezas, habilidades, que a menudo desperdiciamos en proyectos ajenos o no desarrollamos porque no nos creemos capaces de lograr lo que otros sí han alcanzado: sus sueños. Gran parte de que esto le suceda a millones en el mundo tiene que ver con una programación social, cuyas expectativas se desvanecen con el tiempo y nos sumergen en la desesperanza.
De acuerdo con este programa social, un hombre y una mujer para ser «feliz», «pleno/a», «exitoso/a» y «realizado/a» deben cumplir con una serie de prerrequisitos diseñados para todos por igual y aquellos que se apartan de ese orden, es decir, los que no siguen al pie de la letra la receta social, son apartados y rotulados despectivamente como fracasados, inferiores, etc., o como locos, rebeldes, inadaptados, pero que si probados sus proyectos, logran obtener éxito, paradójicamente vuelven a ser incluidos y esta vez elevados a la categoría de hombres o mujeres extraordinarios y excepcionales, cuando el sentido de la existencia para todos por igual, sin distinción, es la de experimentar una vida fuera de lo común. Todo esto por más masticado y deglutido produce lo me- nos indigestión por lo absurdo que resultan ciertos paradigmas sociales con los que se controlan a los que siguen ciegamente el criterio o se castigan a quienes muy conscientes se rebelan contra el sistema en defensa de una vida más auténtica consigo mismos. De todo esto surgió la necesidad de escribir El vuelo del águila, del cuestionamiento de una cantidad de creencias limitantes que desfigura la esencia de cada ser humano, que desvirtúan el natural sentido del existir en pro de un proyecto que ha llevado y lleva a miles de millones de humanos a desarrollar enfermedades, apatía, amargura, desilusión, y a otros tantos, lamentablemente, conduce al suicidio. Basta con solo leer algunos estudios de organizaciones prestigiosas como la Unicef, la ONU, entre otras, para obtener datos estadísticos que no hacen más que reflejar la infelicidad e insatisfacción en niños, niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres.
Si realmente es cierto eso que decimos y escuchamos a menudo que queremos una sociedad más feliz, debemos comenzar por nosotros mismos y ese comenzar o recomenzar como lo quieras llamar tiene que ver con reconectar con nuestra verdadera esencia, esa que divaga extraviada en nuestro ser interior, esa que en los espacios muy breve de descanso se nos asoma con tierna voz a recordarnos los sueños y proyectos que pusimos a prueba exitosamente durante nuestros juegos de infancia, donde no existía la palabra imposible; esa voz que te motiva a intentar nuevamente ponerlos en práctica sin temor a perder, porque si en la edad más tierna logramos vencer dragones, cómo es que ya más fuertes no nos sentimos capaces de apartar esas piedras que se nos atraviesan en el camino, cómo es que en vez de águilas, pensemos que somos gallinas.
Para ti escribí este libro, que es resultado de una experiencia que me ha salvado de caer en la trampa de habitar en la absurda y mal llamada «zona de confort». No importa cuál sea tu estado actual, debes saber que eres una persona con capacidades para lograr todo lo que te propongas. Reitero: sin importar tu situación económica, física o emocional, créeme que estás a las puertas de dar un salto cuántico si aprendes a leer correctamente las señales de esa realidad incómoda en la que ahora te encuentras.
Por lo general, las situaciones adversas, como lo puede ser perder un empleo, nos hace pensar que somos desafortunados, que tenemos «mala suerte», cuando en realidad, si hacemos la lectura correcta, se trata de lo contrario. Para muchos, tocar fondo o «fracasar» ha significado un antes y un después en sus vidas, porque aún no teniéndolo muy claro al principio, esa dificultad disfrazada de «mala suerte» se convirtió en la oportunidad maravillosa de probar nuevas fórmulas. Por ejemplo, la cantidad de emprendimientos exitosos que surgieron a partir de la pandemia, creados por seres que como tú y yo, de carne y hueso, que ante situaciones límites, tuvieron que buscar nuevas alternativas que le han descubierto un mundo al cual pensaban equivocadamente no podían acceder y que hoy por hoy le ha cambiado su forma de pensar, hablar y actuar. Como dice el proverbio chino: «Mala suerte, buena suerte, ¿quién sabe?».
Estoy convencido que hay que mirar con buenos ojos y bendecir las adversidades te empujan a dar ese salto cuántico que te conduce a probar nuevas formas de hacer y ver, que te llevan a experimentar eso que yo llamo una vida extraordinaria.
Nosotros venimos con capacidades y potencialidades de alcanzar todo lo que nos propongamos. El problema está en que las experiencias, el entorno, las compañías, la crianza de nuestros padres, la escuela, etc., determinan, para bien o para mal, nuestra actitud frente a la vida. De allí que no haya encontrado mejor paralelismo para explicar plenamente esto que comento que la historia del águila que creía ser una gallina, la cual conocerás durante el recorrido de la lectura y al cual debe este libro su nombre.
Quien escribe estas líneas lo hace desde la experiencia. Cuando te aseguro que puedes lograr todo lo que te propongas, es porque ya lo he probado y continuaré haciéndolo. Tal vez ahora mismo pienses: «Claro, seguramente fue muy fácil para él porque tenía las condiciones perfectas para hacerlo». Permíteme desilusionarte, porque no es así. No vengo de una familia adinerada ni influyente; mi origen es como el de la mayoría de los seres humanos en el mundo. Sin embargo, la diferencia estuvo, está y estará en que nunca me perdí de mí, de mi esencia, de mi peculiar manera de pensar y visualizar: allí está mi poder, en la conciencia despierta de que mi mente, como la cualquier ser humano, puede crear la realidad que desee, y eso hice y hago: programo mi mente para que sea mi mejor asistente.
A la edad de 14 años, emprendí mi primer negocio, un restaurante de comida rápida en la ciudad de Bogotá, Colombia. Para aquel entonces era un adolescente sin límite de pensamiento, y aun cuando no sabía nada de negocios, finanzas o emprendimiento, sí tenía muy claro que no había venido a este mundo a ser uno más del montón. Así que esta idea la vi y fue extremadamente fácil de concretar. Convencí a un amigo de mi misma edad, cuyos padres tenían un restaurante muy popular, para que hiciéramos el negocio juntos, lo que lo entusiasmó muchísimo:
—Eduardo, me parece una muy buena idea; mis padres no tendrán ningún problema en prestarnos todos los utensilios que vamos a necesitar. Solo tienes que poner 7500 pesos para los materiales de la comida rápida y vamos por partes iguales en el negocio.
Me pareció perfecta la negociación, y aunque no tenía el dinero en ese momento, mi respuesta fue: «Mañana te lo entrego». ¿A quién se le ocurre prometer sabiendo que no tiene ni un peso el bolsillo que al día siguiente tendrá el dinero para la inversión en un negocio? Pues, a mí se me ocurrió semejante «locura».
Al día siguiente salí convencido de que de alguna manera lo conseguiría. No podía dejar pasar esa oportunidad ni dudé un solo instante en que lo lograría. Como algo milagroso, ese día mientras caminaba, pensando en algunas ideas para conseguir el dinero, me encontré unas gafas en su estuche tiradas en una calle solitaria, y aunque aún no sabía cómo resolver el problema del dinero para el negocio, fui y le mostré las gafas a mi futuro socio, quien me hizo caer en cuenta de que había dado con unas Ray-Ban en su estuche original. Ese mismo día, conseguí un comprador que me dio 7500 pesos por ellas y pude empezar mi primer negocio exitoso a la edad de 14 años.
Esta experiencia comenzó a marcar mis primeros patrones de comportamientos y a determinar mi actitud frente a las metas. Gracias a ella, como a otras más, hoy en día tengo una marca exitosa de prendas de vestir y accesorios, entre otros negocios más, pero sobre todo tengo una vida extraordinaria, la vida que yo comencé a soñar y construir desde niño, una vida donde tengo tiempo para vivir. «Si tú no trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes por los suyos», decía Steve Jobs. Estás muy a tiempo de hacer caso a este consejo, tú tienes todo lo necesario para vivir una vida extraordinaria. Te invito a que seas protagonista de este nuevo recomenzar, te invito a alzar vuelo.